Quien hace lo que no debe y deja de hacer lo que debe, olvida el objeto verdadero de la vida y se hunde en placeres pasajeros, un dÃa envidiará al hombre que vive en profunda contemplación.
Libérese el hombre del placer y también del dolor, pues no tener placer es una pena y también lo es sentir dolor.
AsÃ, pues, no os dejéis atar por el placer, pues su pérdida causa dolor. El hombre que está más allá del placer y del dolor está libre de grilletes.
Del placer nace el dolor y también el miedo. Si un hombre está libre de placer, está libre de miedo y de pena.