Emoción Vesperal
Hay tardes en las que uno desearÃa
embarcarse y partir sin rumbo cierto,
y, silenciosamente, de algún puerto
irse alejando mientras muere el dÃa
Emprender una larga travesÃa
y perderse después en un desierto
y misterioso mar no descubierto
por ningún navegante todavÃa.
Aunque uno sepa que hasta los remotos
confines de los piélagos ignotos
le seguirá el cortejo de sus penas.
Y que al desvanecerse el espejismo,
desde las glaucas ondas del abismo,
le tentarán las últimas sirenas.
Ernesto Noboa y Caamaño