Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mÃ, la personalidad es una especie de forunculosis anÃmica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olÃmpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca, cada una pretende imponer su voluntad, sin tomar en cuenta las opiniones y los gustos de las demás. Si alguna tiene una ocurrencia, que me hace reÃr a carcajadas, en el acto sale cualquier otra, proponiéndome un paseÃto