Mira tus pies y piensa: cuántos obstáculos has vencido, con cuantos te has tropezado y frente a cuántos te has quedado inmóvil porque no quieres ni siquiera levantar el pie para ver si puedes sobrepasarlos. En nuestra travesÃa cuando utilizamos herramientas o el equipo equivocado y queremos sobrepasar ciertos obstáculos, nos lastimamos. Ya no podemos avanzar como antes porque cada vez que tratamos nos lastimamos aún más (por tener tus pies lastimados con llagas, con magullones o quizás con heridas profundas y asà no se puede avanzar). Te has puesto a pensar que lo que necesitas es tener pies de cierva. Tenemos que decirle al Señor que haga nuestros pies ágiles, diestros, fuertes,