Alguna vez lo encuentro por el mundo,
y pasa junto a mÃ;
y pasa sonriéndose, y yo digo:
—¿Cómo puede reÃr?
Luego asoma a mi labio otra sonrisa,
máscara del dolor,
y entonces pienso: —Acaso é se rÃe,
como me rÃo yo.
GUSTAVO ADOLFO BECQUER; UN GENIO