Duermo al toque de centinela alerta,
nado sin agua, como entre bebidas,
cambio la cerradura de la puerta
del sol de las desiertas avenidas.
Me destroza el charol de los zapatos,
saco la lengua en los autorretratos
que esboza a mis espaldas el otoño.
Se me saltan las lagrimas de risa,
ruedo despacio porque tengo prisa,
me chupo el dedo cuando sabe a coño.