E n los dÃas que Dios me ha concedido habitar
L a tierra jamás imagine conocer a
A lguien que con un solo roce de sus
M anos, con tan solo mirar mis
O jos, pudiese despertar en mi el
R omanticismo, el cariño, el
D eseo de estar siempre a su lado y
E ntregarle lo mejor de mi, alguien que
M e muestre con gran ternura la
I lusión del primer amor