La existencia, en tanto humana, no puede ser muda, silenciosa, ni tampoco nutrirse de falsas palabras sino de palabras verdaderas con las cuales los hombres transforman el mundo. Existir, humanamente, es "pronunciar" el mundo, es transformarlo.
Hoy quiero entender en mi espÃritu el genuino valor de la confesión como un regalo de Dios para mi restauración
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