"Oh Dios misericordioso: envÃame la SabidurÃa que asiste junto a Ti. Mira que soy un ser débil, demasiado pequeño para lograr conocer qué es lo que más te agrada a Ti. Sin la sabidurÃa que procede de Ti, no seré estimado en nada. Contigo está la sabidurÃa que te asistió cuando creabas el mundo, la sabidurÃa que nos enseña qué es lo más grato a tus ojos y lo que más nos conviene hacer. EnvÃame tu sabidurÃa desde el cielo para que me asista en mis trabajos y me ilumine qué es lo que más te agrada en cada momento. Que ella me guÃe prudentemente en todas mis obras" (Sab. 9, 1-11) Amen.