Hay que ser artista y loco, un ser infinitamente melancólico, con una burbuja de ardiente veneno en las entrañas y una llama de suprema voluptuosidad siempre encendida en su sutil espinazo para reconocer de inmediato, por signos inefables al pequeño demonio mortÃfero entre el común de las niñas; y allà está, no reconocida e ignorante de su fantástico poder.
Una experta en primeros planos soñadores. (Nabokov)