Tuve una buena niñez. La pazaba jugando escondido debajo de los carros del taller de mi papa o sacando fruta de nuestro guerto. Mientras que mi adolescencia fue turbia por asi decirla tan turbia como eran las aguas de las playas que acostumbraba ir recurrentemente en mi ermoza ciudad natal Huacho. Ahora en plena Juventud trabajando en TELETUX y estudiando en la UNI no me puedo quejar de la vida que me toco.