¡Cómo quisiera que rasgaras los cielos y bajaras! ¡Que los montes se derritieran ante tu presencia como ante un fuego abrasador que todo lo funde, como un fuego que hace hervir el agua! ¡Asà tu nombre serÃa reconocido por tus enemigos, y las naciones temblarÃan en tu presencia!