En verdad os digo que si alguno dijere a este monte, quitate y arrojate al mar, y no vacilara en su corazon, y quien creyere que lo dicho se ha de hacer, se le hara.
El amor de Dios se instila en mis enemigos a quien les deseo buen exito, felicidad y paz para todos ellos.
Permanezco silencioso y se que existe una solucion adecuaqda mediante la sabiduria de mi pensamiento subconsciente. Acepto ahora el final feliz de la Voluntad Divina.