luz de dÃa...
Alma que vas huyendo de ti misma,
¿qué buscas, insensata, en las demás?
Si secó en ti la fuente del consuelo,
secas todas las fuentes has de hallar.
¡Que hay en el cielo estrellas todavÃa,
y hay en la tierra flores perfumadas!
¡SÃ...! Mas no son ya aquellas
que tú amaste y te amaron, desdichada.