No disfraces tu miedo de espiritualidad, deja de esperar confirmaciones y profecÃas, ¡emprende los planes de bien que tienes en tu corazón porque Él está contigo! Si te equivocas, no te condenes porque no hay peor cosa que no intentar. Recuerda que a Dios le agrada la fe. PodrÃas perder alguna batalla, pero la victoria está reservada para ti. ¡El milagro está en tus manos, actúa para que se haga realidad!