En un jardÃn de matorrales, entre hierbas y maleza, apareció como salida de
la nada una rosa blanca. Era blanca como la nieve, sus pétalos parecÃan de
terciopelo y el rocÃo de la mañana brillaba sobre sus hojas como cristales
resplandecientes. Ella no podÃa verse, por eso no sabÃa lo bonita que era.
Por ello pasó los pocos dÃas que fue flor hasta que empezó a marchitarse
sin saber que a su alrededor todos estaban pendientes de ella y de su
perfección: su perfume, la suavidad de sus pétalos, su armonÃa. No se daba
cuenta de que todo el que la veÃa tenia elogios hacia ella.
Las malas hierbas que la envolvÃan estaban fascinadas con su belleza y
vivÃan hechizadas por su aroma y