Nacà en las cumbres de El Rosario,
de otros pueblos y el volcán
bajo siempre solitario
a venderles mi carbón
SÃ, mi señor,
es buen carbón.
Cómprelo usted,
de nacascol.
Y de chaperno
y de copinol.
Todo, señor,
es buen carbón.
Cuando vengo por los montes
con mi carga de carbón,
vengo enredando horizontes
en mi largo trajinar.
Me cruzo por los vallados
donde gime el torogoz
y cuando llego al mercado,
les pregono con mi voz:
SÃ, mi señor...