En tres ocasiones surgà de un vientre. En más de tres he muerto, a veces sin razón alguna. He muerto porque comprendà que vivir no era respirar una mezcla de oxÃgeno con smog y nicotina. He muerto porque tratando de dar Vida a quien morÃa, morà con la ilusión de lograr mi cometido. He muerto, allÃ, vil y sutilmente, siendo abrazado por una muerte que no fue más que lo mejor que me pudo pasar.
Fue lo mejor, porque durante tres Vidas consecutivas, proseguà cumpliendo tónicas y rutinas que no sé quién me las encomendó, ni comprendo aún el por qué de barbaries semejantes. Tuve que lidiar durante sesenta años con la crianza de jóvenes mÃos que, al final se fueron para nunca m