Si te dedico media pà gina de mi ácida crÃtica, siéntete feliz, pues te has ganado el honor.
Si mis palabras te queman, siéntete contento, pues te he tenido en mente.
Si mis actos te ofenden y te respondo de esa manera, siéntete inerte, pues se habrá terminado tu razón de existir.