Temblad bajo el paso firme de sus pies y bañaos con los ultimos rayos del sol que se han de ver tras su sombra, pues se levanta su alma del olvido y su carne renuncia a los oscuros reinos del gusano, se abre paso entre las memorias y aprieta nuevamente los corazones de aquel que mancho su nombre mentandole con blasfemia. Nuevamente se oye profundo su ahuyido, y se siente su mirada avivando la llama de asmodeo, vuelve a danzar bajo el vacio el bastardo hijo de Erebo.