painkiller
Yo, en cambio, no he sabido ir a favor del viento
que muerde las esquinas de esta ciudad impÃa,
pobre aprendiz de brujo que escupe al firmamento
desde un hotel de lujo con dos camas vacÃas.
¿Quién hará mi trabajo debajo de tu falda?,
la boca que era mÃa ¿de qué boca será?,
el roto de tu ombligo ya no me da la espalda
cuando pierdo contigo lo que gano al billar.
Aunque nunca me callo, guardo un par de secretos,
lo digo de hombre a hombre, de mujer a mujer.
Ni me caso con nadie, ni guardo pa’ mis nietos,
por no tener no tengo, ni edad de merecer.
Como pago al contado nunca me falta un beso,
siempre que me confieso me doy la absolución,
ya no cierro