No soy de este mundo.
sin embargo,
visto un cuerpo comprometido con sus sentidos
una boca callada, perdida en la nieve de un pensamiento;
bajo el pecho, un corazón desacomodado
que un dÃa se me cayó por un arrebato amoroso;
Una cara rota que no convence
un par de ojos inseguros
oÃdos que cicatrizan al paso de cada palabra
manos que llueven permanentemente
sobre la piel de mis mujeres.
Tengo los pies de un delfo, la hombrÃa de un perro
y nada de esto me pertenece.
En realidad no tengo nada.