Todos tenemos un ángel, un guardián que nos protege no sabemos la forma en que se presentara un dÃa un anciano y al otro una niña. Que no te engañen las apariencias, pueden ser tan fieros como un dragón, aunque no están aquà para luchar nuestras batallas si no para susurrar desde nuestro corazón, recordándonos que somos nosotros cada uno de nosotros el que tiene el poder en el mundo que creamos. Podemos negar que nuestros ángeles existen, convencernos de que no pueden ser reales, pero aun asà aparecen en lugares extraños, en momentos extraños, hablaran a través de cualquier personaje que imaginemos, gritaran a través de demonios si es necesario desafiándonos, retándonos a