No me miren con ojos ignorantes,
¿Qué soy yo, una bestia errante?,
Siempre temiendo bajo sus mesas
Y en manadas gritan: la necedad es nuestra.
Bien por ustedes sujetos cuerdos,
Sigan con esas vidas vacÃas,
Tomen por única razón el dinero,
Mueran sabiendo que nada tuvieron.
¿No les satisface la infelicidad?,
¿Quieren que los demás sufran igual?,
Son tan patéticos y repugnantes,
Odio vuestros intentos de querer amoldarme.
Son tan ciegos, creyéndose héroes,
Sintiendo que me salvan de mi yo interno.
La soledad no me hace daño,
Al contrario, brinda la calma que necesito.
Paz que necesitan al ir de prisa,
Tras un objetivo materialista.
Sin detenerse un segundo para pensar,
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