El Don Juan del conocimiento: ningún filósofo ni poeta lo ha descubierto todavÃa. Es un hombre que no siente amor por las cosas que conoce, pero que tiene ingenio, ganas y gusto por la caza e intrigas del conocimiento -¡hasta subir a las más altas y lejanas estrellas de éste! -, hasta que por fin ya no queda nada que cazar. Excepto lo absolutamente doloroso del conocimiento, como le ocurre al bebedor, que a la postre bebe ajenjo y aguardiente. Asà que al final el Don Juan del conocimiento se encapricha del infierno - es el último conocimiento que lo seduce. ¡Es posible que también el infierno lo decepcione, como toda cosa conocida! ¡Y entonces tendrÃa que permanecer inmóvil por