Cuando no tuve nada que perder, lo recibà todo. Cuando dejé de ser quien era, me encontré a mà misma.
La Biblia dice que por ti, yo, Adán, perdà el ParaÃso. Quizá por única vez la Biblia no dice la verdad. Porque antes de ti, vivà en el hueco del tedio. Porque antes de oÃr tu voz, el susurro del viento, el canto del arroyo en la cascada y el eco de mi grito contra las rocas, todo, era solamente ruido. En la cinta de tu risa por vez primera escuche la música.
Mi boca habÃa probado todos los frutos del Edén, salvo el prohibido. Ninguno resumió la dulzura del que me diste a morder en tus labios, haciéndome desobedecer a mi Dios.
Ninguna flor tuvo la fragancia de tu alie