TÃrate, tÃrate, tÃrate. Es el camino humano un flujo sin fin,
una constante impulsada por fuerzas vitales que
obligan siempre a buscar y a tener un fin.
Es implacable que la única forma de vivir como humano
es lanzarse al vacio, decidirse siempre por lo inesperado,
vivir como haciendo una obra de arte. Hacer es vivir.
La muerte es estática y eterna, la vida dinámica y
hecha de momentos que hay siempre que construir.
Como en un tobogán cuando los niños se lanzan,
deben arriesgarse a subir hasta el cielo, lanzarse al vacÃo
por propia voluntad y caer desde el cielo con el único fin de
construir, construir un momento de vida.
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