Me gusta perderme en la vorágine de las fiestas andinas, confundirme entre los miles de colores, máscaras y trajes de la fiesta de la Virgen de la Candelaria, navegar por el Titikaka y terminar en el rÃo Tambopata, bajar al Madre de Dios (pasando por el Bahuaja Sonene) y descansar plácidamente en las magnÃficos bosques de los Yine y los Harakmbut.