La vida es un aprendizaje continuo y la literatura, por supuesto, no es la excepción.
En ese camino me encuentro, en esa búsqueda. Avanzo guiado por el instinto. Leo, leo mucho, y a veces también escribo, y me siento inmenso mientras lo hago, y completamente vulnerable al terminar, como desnudo.
Sin embargo, este aprendizaje no abarca únicamente al hecho de escribir, sino que también me lanza a la aventura de llegar a vivir algún dÃa de eso que escribo. Un sueño demasiado grande tal vez, pero elijo no pensar en ello: trabajo como si estuviera seguro de que fuera a concretarse.