“Yo no afirmo ni niego la inmortalidad del hombre. No veo razón para creer en ella pero tampoco tengo ningún medio para desaprobarla. No tengo objeciones a priori a esa doctrina. Nadie que tenga que lidiar dÃa a dÃa con la naturaleza puede meterse en el brete de las dificultades a priori. Dame alguna evidencia que justifique mi creencia en cualquier cosa y yo creeré. ¿Y cómo no habrÃa de creer? No serÃa más maravilloso que la conservación de la energÃa o la indestructibilidad de la materia. [...] No tiene sentido que me hables de analogÃas y probabilidades. Yo sé a qué me refiero cuando digo que creo en la ley de los cuadrados inversos, y no basaré mi vida y mis esperanzas