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Católica, en renovación, que ha descubierto y decidido de una vez y para siempre, permanecer a lado del Señor Jesucristo, nunca más mirar atrás, formando parte de la Santa Iglesia Católica, Esposa del Cordero. Sabedora de poseer fragilidad humana, y responsable de dar testimonio de Cristo, siempre y en todo lugar; algo que no logrará de la noche a la mañana, pidiendo fortaleza para cumplirlo, pues del testimonio de un cristiano depende también la fe del mundo. El mundo debe dejar de buscar un perfeccionismo en el católico, pues estamos llamados a "No pecar más", pero nuestro tránsito en este mundo nos coloca en una posición de lucha contra el pecado, del cual, al final de nues