Me encanta reflexionar de la vida, de las cosas profundas del Evangelio en el que creo. Suelo disfrutar mucho de las cosas sencillas, como observar el paisaje desde mi ventana mientras viajo, sentir la fragancia de la tierra mojada por la lluvia, o simplemente, observar y escuchar en el lugar donde esté. Pienso que cuando crecemos, perdemos de a poco la capacidad de sorprendernos, que tanto tienen los niños. Tal vez por eso suelen vivir más felices, porque todo les parece nuevo y bello, incluso lo simple.
Si hay algo que me dé rabia... serÃan los lápices que no escriben cuando más los necesitas, los cuchillos sin filo, los ruidos estridentes, y yo mismo, cuando me agacho cien veces p