Se dice que en el Edén originario, debajo del árbol del bien y el mal, floreció un arbusto de rosas, junto a la primera rosa nació un ave, de bello plumaje y canto incomparable, pero una chispa de la espada de fuego de un querubÃn lo alcanzo y el ave ardió en un instante, pero de las propias cenizas surgió una nueva ave, El Fénix, con un plumaje inigualable, alas de color escarlata y cuerpo dorado, de él salio una melodÃa tan bella que el Dios Sol se detenia a escucharlo, para compensar al ave le dio dones: inmortalidad, conocimiento, capacidad curativa e increible fuerza.