Algunos historiadores afirman que el castillo de Sant Marçal o de Cerdanyola puede tener su origen en el primer tercio del siglo XI, momento en que ya se encuentra documentada la iglesia de Sant Marçal, aunque el castillo no aparece claramente mencionado hasta la primera mitad del siglo XII en el que Ramón Berenguer IV lo incluye entre los bienes donados a su senescal Ramón Guillén de Montcada, vizconde de Bearn, que pasaron a constituir junto con otros castillos los dominios de Montcada,vinculada a la casa condal de Barcelona.