Para mi el mayor privilegio es poder ministrar a Dios a través de la música y con todo lo que el Señor me ha dado en cada área de mi vida.
Lo que pido de Dios, lo que más deseo, es el privilegio de meditar en su templo, vivir en su presencia cada dÃa de mi vida y deleitarme en su perfección y gloria. Allà estaré cuando sobrevengan las tribulaciones. Él me esconderá en su santuario. Él me pondrá sobre alta roca.
Quiero deleitarme en la ley del Señor y meditar en ella de dÃa y de noche. Quiero ser como un árbol plantado junto a las riberas de un rÃo, que da su fruto a su tiempo, sus hojas nunca caen y todo lo que hacen prospera