Expectante. Algo se trae el mundo entre manos. Seguro.
Nada interesa en realidad. Acaso una incapacidad progresiva de soportar a ciertos ejemplares de la especie humana, sobre todo los positivistas maniáticos, los altarenos que gritan, los violentos, los hinchas de fútbol, los abogados y los polÃticos. Odio en especial a los que no tienen consideración por los animales (el único momento de verdad estético en una corrida de toros es aquel, muy escaso por desgracia, en que el toro revuelca al maricón vestido de lucecitas que le jode la vida).
En cambio, me gustan mucho: la ciudad en la que vivo, la gente con la que comparto, un par de gatos en particular y los colores de un atardece