una vez aprendes a subir un anden de otra manera que no sea caminando tu vida cambia, entiendes que existe prótesis diseñadas para tu atrofiada humanidad, ya no te desplazas entre pasto, arboles y rÃos, ahora el concreto se convierte en tu elemento, comienzan a tener sentido unas ruedas y los bordes de los muros se convierten en conexiones, integrados que te conducen de un lugar a otro, basta con una prótesis apropiada para que puedas disfrutar de esta mágica urbanidad, no solo como espacio de producción si no como lugar de vida, lugar de adaptación para tu ilimitada corporalidad.