Este frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de vida nueva. Esta pequeña flauta de
caña la has llevado por valles y montañas, soplando a través de ella melodÃas siempre nuevas...
Tus dones infinitos vienen a mà solamente en mis pequeñas manos. Pasan los siglos, y tú continúas vertiendo, y
todavÃa hay espacio para llenar