Merecer la vida no es callar y consentir, tantas injusticias repetidas. Es una virtud, es dignidad y es la actitud de identidad más definida. Eso de durar y transcurrir no nos da derecho a presumir. Porque no es lo mismo que vivir... ¡Honrar la vid
Soy único, especial e irrepetible, con tal combinación de temperamento colérico-melancólico, de virtudes y falencias inimitables que, una vez nacido, Dios rompió el molde y dijo: "sos un auténtico original, no vivas como una copia".