El hombre inteligente es aquel que sólo abre la boca cuando la situación lo exige.
Están los que usan siempre la misma excusa.
Están los que llevan amuletos, los que hacen promesas, los que piden y no dan.
Estan los que imploran mirando al cielo y los que creen en supersticiones.
Y están los que siguen corriendo, cuando las piernas le tiemblan.
Están los que siguen jugando cuando se les acabó el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.
Ellos están convencidos de que la vida es un desafÃo en si misma.
Sufren pero no se quejan, saben que el dolor pasa,
el sudor se seca, el cansancio se termina…
Saben que hay algo que nunca desaparecerá:
La satisf