¡He vivido poco!
¡Me he cansado mucho!
Los susurros de la noche sosiegan a mi alma y a ese escalofrió que recorre mi cuerpo mientras por las paredes de tu cuarto vacio se filtran los recuerdos de noches pasadas. Las cortinas a medio abrir dejan entrar los suspiros de abril y los murmullos de mayo se reprimen en el viejo colchón que se niega a olvidarte.