Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavÃa no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopÃa contraria. Una nueva y arrasadora utopÃa de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra. (Gabriel GarcÃa Márquez)