Si miras directo al Sol en todo su esplendor, tus ojos se llenarán de lágrimas y no podrás hacerlo por más de 5 segundos porque te dolerá, doblegándote a su enorme imponencia. Este efecto es lo que me recuerda dÃa a dÃa que el sol es pequeño al lado de la majestuosidad de Dios. A El no lo podemos ver, pero sà sentir. Cuando realmente lo sientas, no pasarán más de 5 segundos para darte cuenta que tus ojos estarán llenos de lágrimas. Ahora pregúntate, quién es más imponente? Al que vemos o al que sentimos? Cada vez que quieras recordar la grandeza de Dios, mira al sol y lo sentirás a El.
Evelin Hidalgo Pochet