Reflexionando veo, pues, que se honra con el nombre de virtud todas las diferentes formas de ser de una criatura mediante las cuales esta criatura, haciendo abstracción de sus placeres o de sus intereses, actúa para la felicidad de la sociedad; de donde resulta que, para ser virtuosa, debo olvidar todo lo que me pertenece para no ocuparme más que de lo que interesa a otros, y esto respecto a otros seres que, ciertamente, no harán otro tanto por mÃ.