Nacà cuando el agónico mes de diciembre del año 1974 daba su septimo suspiro. Mis abuelos sin quererlo marcaron mi vida; mi nombre se lo debo a mi abuelo materno,y mi abuelo paterno, quien se convirtió en mi figura paterna después de la muerte de mi padre (cuando yo tenia 11 años), me inculcó el amor a esa bendita tierra llamada Talara y me hizo hincha hasta los huesos de un sentimiento llamado TORINO. A mi madre la adoró aunque no suela decirselo. A Lima me trajo el destino, pero de seguro descansare eternamente cobijado entre los brazos de la bendita tierra del petróleo.