Señor, tú me conoces,
entiendes desde lejos mi pensar,
adviertes mi andar y mi reposo,
conoces todos mis caminos.
Pues aún no está la palabra en mi voz, y Tú la sabes.
Delantes y detrás Tú me rodeaste,
pusiste sobre mi tu amor.
Arduo es, y no lo puedo comprender.
¿A dónde me iré de tu EspÃritu?
¿A dónde me iré de tu presencia?
Porque si fuera a los cielos te hallaré,
y si tomara las alas del alba te encontraré.
Aunque habitaras en el extremo del mar,
tu mano me guiará, conmigo estarás..