No hay flor hermosa en un camposanto
Tengo horror a los hospitales, a los frÃos corredores, a las salas de espera que parecen antesalas de la muerte o, mejor aún, cementerios donde las flores pierden lozanÃa. No hay flor hermosa en un camposanto. Tengo, con todo, un cementerio mÃo, personal. Yo lo construà y lo inauguré hace algunos años, cuando la vida hizo madurar mis sentimientos. En él entierro a aquellos a quienes maté, es decir a aquellos que para mà han dejado de existir, a aquellos que murieron: los que un dÃa tuvieron mi estima y la han perdido.
Cuando alguien rebasa todo lÃmite y me ofende, no me enfado ya con él, no me enojo ni me pongo furioso, no me peleo, no cort