Era una persona, ahora soy otra. Simplemente, la experiencia de la fe me cambió y de verdad. Miro hacia atrás y me rio de mis antiguas metas y aspiraciones en la vida, me rÃo de las cosas que me hacÃan sufrir. Hoy, siento que soy alegre, desordenada, maniática con mis amados, desestructurada en la pega, pero...TENGO RUMBO.