Y pensar que todo estaba allÃ, lo que vendrÃa, lo que se negaba a concurrir, los angustiosos lapsos de la espera, el desengaño en cuotas, la alegrÃa ficticia, el regocijo a prueba, lo que iba a ser verdad, la riqueza virtual de mi pretérito.
Resumiendo: el porvenir de mi pasado tiene muÂcho a gozar, a sufrir, a corregir, a mejorar, a olvidar, a descifrar, y sobre todo a guardarlo en el alma como reducto de última confianza.