El murmullo más lejano y el abrigo con el que puedes volar. Todo lo que tu mente dicta al compás del sol, aquello que no quieres soltar o lo que deseas desechar ya. Eso, tal vez todo eso o simplemente minúsculas memorias dispersadas en unos trazos rectos del tono que tú los quieres pintar y dar a saborear.
Una simple cronopio, pero tan cronopio que no se puede ser simple.